lunes, 9 de mayo de 2011

Liz

Es extraño encontrar en Liz todos los días la misma flor.
Cuando nos cruzamos, en Chacabuco o en Piedras,
me es imposible dejar de mirarla.
Cualquiera diría que estoy loco, pero su flor es siempre la misma.
Una flor en el ala del sombrero que no cambia nunca.
Quizás Liz cambie y se ría y llore, pero yo nunca voy a saberlo.
Hoy la vi por última vez, en Chacabuco o en Piedras.
Podé su flor y ella empezó a envejecer hasta morir en mis brazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario